El cantante puertorriqueño Jay Wheeler volvió a brillar ante miles de fanáticos en el Coliseo de Puerto Rico, José Miguel Agrelot, con su esperado concierto “Girasoles”, un espectáculo que reafirmó su profunda conexión con el público y su madurez artística.
Desde el anuncio de la gira a principios de año, el entusiasmo de los seguidores fue abrumador: la primera función se agotó en solo una hora, lo que llevó al artista a abrir una segunda presentación, celebrada la noche del viernes, con igual éxito y una atmósfera cargada de emoción.
Un concierto de sentimientos y cercanía
El espectáculo, lleno de momentos íntimos y sorpresas, se convirtió en una velada inolvidable para los asistentes. En varias ocasiones, la emoción se apoderó del escenario, especialmente cuando su esposa, la cantante Zhamira Zambrano, subió a acompañarlo en una interpretación que desbordó romanticismo y complicidad.
Uno de los instantes más conmovedores llegó cuando la madre del intérprete subió al escenario y lo abrazó frente a miles de fanáticos, provocando lágrimas, aplausos y ovaciones que retumbaron en todo el recinto. Ese gesto simbolizó no solo el éxito profesional de Wheeler, sino también la cercanía familiar que lo caracteriza.
Escenografía cálida y simbólica
El escenario adornado con girasoles, sello distintivo del artista, reflejó la calidez, sensibilidad y optimismo que han definido su propuesta musical. La puesta en escena combinó iluminación dorada, visuales envolventes y arreglos acústicos, creando una experiencia visual y auditiva que transportó al público a un universo emocional único.

Una carrera en ascenso constante
Jay Wheeler, conocido por su voz melódica y letras cargadas de sentimiento, continúa consolidándose como una de las figuras más queridas del género urbano contemporáneo. Su concierto “Girasoles” no solo reafirmó su talento, sino también su capacidad de transformar cada presentación en un encuentro íntimo entre artista y público.
Con esta serie de presentaciones, el intérprete demuestra que su conexión con los fanáticos sigue floreciendo —como los girasoles que inspiran su espectáculo—, guiada por la emoción, la autenticidad y el amor que transmite en cada canción.