The Center for Popular Democracy y Hedge Clippers publicaron hoy su segundo informe sobre la industria farmacéutica en Puerto Rico, que reitera las distintas formas en las que las corporaciones farmacéuticas estadounidenses causan daños ambientales masivos en Puerto Rico y su responsabilidad en cuanto a algunos de los sitios más contaminados de la isla.
El informe, titulado “Las promesas incumplidas de las grandes farmacéuticas: una revelación de la degradación ambiental de Puerto Rico por esta industria”, surge apenas unas semanas después de que el huracán Fiona devastara partes del archipiélago y evidencia cuán vulnerables son los recursos esenciales en Puerto Rico.
Los autores del informe recopilaron y analizaron datos de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) y hallaron que una de cada tres instalaciones farmacéuticas en Puerto Rico fue citada por violar protecciones ambientales vitales en los pasados tres años, y que más de una docena de plantas farmacéuticas en el archipiélago también causaron efectos ambientales graves que llevaron a la EPA a implementar consecuencias.
Los datos de la EPA muestran que 15 sitios del superfondo -lugares que la agencia designa como contaminados con desechos químicos peligrosos que las industrias han manejado de forma impropia- en Puerto Rico están directamente vinculados con la manufactura de productos farmacéuticas y que estos manufactureros contribuyeron a crear muchos más, al descargar desechos tóxicos en los vertederos.
“El informe de hoy muestra una vez más cómo las compañías farmacéuticas, que por mucho tiempo se percibían como algo en general beneficioso para los puertorriqueños, en realidad están haciéndole daño a la gente, ya que priorizan sus ganancias sobre el bienestar de sus trabajadores y las tierras en las que llevan a cabo sus operaciones”, explicó Julio López Varona, codirector de campañas de The Center for Popular Democracy en Puerto Rico, y editor del informe.
Agregó que “las comunidades puertorriqueñas están sufriendo por beber agua insalubre, por exponerse a tóxicos y por los problemas crónicos de salud que esto causa. Es hora de que las grandes farmacéuticas respondan por estos actos evidenciados y que reformen cómo operan en Puerto Rico”.
Añade que no solo están las compañías farmacéuticas contaminando el medioambiente en Puerto Rico, sino que también están agotando los recursos vitales del archipiélago, especialmente el agua potable. Recientemente, el huracán Fiona ha demostrado cuán importante -y vulnerable- puede ser ese recurso.
“El gobierno puertorriqueño no ha mantenido a raya de forma efectiva a estos contaminantes ambientales. La Junta de Calidad Ambiental ha sido demasiado laxa con las compañías farmacéuticas y el gobierno federal también tiene un historial conflictivo a la hora de enfrentar la contaminación por las farmacéuticas en Puerto Rico”, indica el informe.
También señala que “la EPA ha mejorado sus regulaciones en este sector, pero existen demasiadas lagunas que permiten que las compañías farmacéuticas evadan las regulaciones ambientales vitales. Este informe detalla los fracasos de lo que se supone que son los reguladores de las grandes farmacéuticas y comparte acciones que los reguladores y que otras partes deben hacer para remediar esta crisis”.
El informe hace un llamado a que el Congreso celebre vistas e investigue las prácticas ambientales de las compañías farmacéuticas de Puerto Rico. También urge a la EPA a que añada más sitios de contaminación farmacéutica en el archipiélago a su lista de prioridades nacionales y a que supervise la limpieza de todos los sitios del superfondo en Puerto Rico.
El informe, y también el primer informe de la serie, puede consultarse en: https://pr.populardemocracy.org/